EN EL MISMO HOMBRE Y EN CLAVE VENAL
Ofensor y ofendido conviven en sendos cuerpos escindidos a este y aquel lado de un espejo. Uno en carne cierta, el otro en carne supuesta. Niéganse el uno al otro la legitimidad de lo denostado y arróganse ambos con seguridad el fuero de la verdad y, lo que es peor, su humanidad.
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