VENDEDORES
Tan vilipendiado el oficio de vendedor, tan denostados y confundidos sus oficiantes... Ahora resulta que el prójimo se afana en colocar en el mercado de las venales vanidades su mejor máscara, la interpretación de sí mismo más adecuada a la farsa. Chamarilero, entonces, cae en la cuenta de la imposible trampa. El mejor postor, el tiempo. Puja abortada.
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