"El mundo que yo no viva/ lo pensé como cosa extraña,/ como arca de maravilla./ Ay de mi vida// Allí ¿sonará la lluvia/ junto al fuego las noches frías?/ ¿Tendrá Agosto en el río barcas?/ Y tú ¿la gentil sonrisa?// ¿Brillará en el papel que siembro/ la negra flor de la tinta?/ Ay de mi vida// ¿Será posible que vengan/ los amigos y que "Era" digan/ "un hombre, y te quiso mucho"/ y "Mucho" llorando digas?// Es el mundo que no conozco,/ Atlántida sumergida./ Ay de mi vida./ Allí las palmeras echan/ esmeraldas. Allí las crías/ del delfín esmeraldas pacen./ Allí no hay noche ni día:/ cuando ordeñan a los rebaños,/ de púrpura el mar se agría,/ Ay de mi vida./ Más limpio que agua de oro/ es el mundo que yo no viva:/ no hay naves de arar espumas/ ni arado para las viñas;/ el gran árbol le da su fruto/ al que el nombre del fruto diga./ Ay de mi vida./ Ese mundo no es el mío:/ es el tuyo: el que en tus pupilas/ hundido está desde siempre/ y no lo alcanza mi vista./ A ese mundo quisiera entrar,/ antes que suene la hora/ - ay - de mi vida."
(Acaba de publicar unos versos Luis Alejandro Contreras que me han llevado hasta estos de un zamorano con tenor griego o persa: "El mundo que yo no viva" es un maravilloso poema de Agustín García Calvo, otro sabio que se fue hace cuatro días -es un decir, aunque no lo parece- declamando como se debe las sílabas silentes de la muerte.)
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada