"Pero aunque la flaca hambre y la fresca sed/ luchan como el áspid con la víbora,/ poco nos preocupa el rancho de la cárcel,/ pues lo que hiela y mata de golpe/ es que cada piedra que levantamos de día/ se convierte de noche en nuestro corazón. [...] Y todos los hombres matan lo que aman,/ que lo oiga todo el mundo,/ unos lo hacen con una mirada amarga,/ otros con una palabra zalamera;/ el cobarde lo hace con un beso,/ ¡el valiente con una espada!"
De "La balada de la cárcel de Reading", de Oscar Wilde, en magnífica traducción de Jesús Munárriz para "Poesía Hiperión"
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