dimarts, 27 de desembre del 2016
LAS MANOS SOBRE LA LUMBRE
En días de comidas casi siempre pantagruélicas y elaboradas y servidas con no poco enojo en muchos hogares, quiero tender la mirada a una parrilla especial donde un asado concierta gustos y aviene a discordantes. Ante ella, el maestro en tantas artes, el polímata Antonio Tello, como Cervantes hermana estómago y seso. Un bocado, un pensamiento; una palabra, una ambrosía. Hoy, a miles de kilómetros, el recuerdo y, oh inmerecido privilego, la lectura de su "El maestro asador y ella", una delicia que, a no tardar en disiparse la estulticia editorial reinante, verá la luz allí donde en verdad el yantar y el arte una misma cosa sean. Sabrán, entonces, unos el cómo y otros el porqué de las figuraciones ante las llamas y aún cosas del origen de este o aquel avatares personales, históricos o naturales. El vate no arruina la carne.
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