divendres, 25 de setembre del 2015
EL TIEMPO
De niño, tenía una familia; también de adolescente. Después de casarme, empecé a dejar de tener esa familia porque me decían que yo había de tener la mía propia, como si la anterior no fuera mía. De mayor, de hombre cincuentenario, constato que mi primera familia se ha borrado en nombre de la legitimidad de la familia subsiguiente; es decir, se ha cansado de ser familia de veras para ser ahora una pesadez de conocidos consanguíneos. ¡Pobres, qué harán cuando los miembros de su nueva "familia" empiecen a dejar de serlo y ellos se queden en el vacío de no ser cuando en verdad son sin remedio! Traducción: Padre, madre y dos hermanas primera familia son. De mayores, hermanas tienen esposos e hijas y yo esposa e hijos. Los padres siguen siendo los mismos (¡aunque parezca mentira!). Hijas de hermanas tienen parejas e hijos. Huy!, ya nada es lo mismo. Las familias, familias no son aunque otras sean. Pero en el futuro sus "propias" harán lo propio y sin familia las familias quedarán. Alirón, alirón, familas en acción a su accidente fluvial van: río son y serán y nunca, nunca en su ser estarán.
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