Plancha en mano y ante una imponente montaña de ropa me pregunto qué querría decir don Maligno con las palabras que dirigió a don Benigno ante la presencia democratizadora de doña Tentaciones, apoyados los tres en el quicio del colegio electoral, antigua mancebía del extrarradio, ahora centro mismo de la ciudad nueva.
-¿A quién piensa votar, don Maligno?
-Aún lo estoy rumiando, don Benigno. Pero, considerando que a juicioso nadie le gana, votaré la misma opción que usted.
-He aquí dos hombres cabales y libres -apostilló doña Tentaciones mientras mostraba dos papeletas electorales y un sobre dividido en tres partes.
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