Serna y aplicación en la labor no bastan para frutar sin la clemencia del tiempo y la concurrencia de otras suertes.
(A punto de expirar el día de reflexión, una amiga le pregunta a otra a qué opción política va a votar. "Cuando nos veamos te lo diré", responde la interpelada. "Ah, claro, estas cosas no se preguntan", apostilla la primera, quién sabe si prejuzgando la futura acción de la segunda. De la amistad y su aplazado ejercicio, nada de nada.)
P.S.: Entre los extremos del paréntesis, el silencio ha desplazado incluso a la soledad. (¡Voto a Dios que hoy voto y amisto!)
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