Vicente Aleixandre es, para mí, el mejor poeta de la generación del 27. Muy a propósito de las actuales circunstancias, transcribo el fragmento inicial del poema "La selva y el mar", perteneciente al poemario "La destrucción o el amor" (1935):
"Allá por las remotas/ luces o aceros aún no usados,/ tigres del tamaño del odio,/ leones como un corazón hirsuto,/ sangre como la tristeza aplacada,/ se baten con la hiena amarilla que toma la forma del poniente insaciable./ Largas cadenas que surten de los lutos,/ de lo que nunca existe,/ atan el aire como una vena, como un grito, como un reloj que se para/ cuando se estrangula algún cuello descuidado.// Oh la blancura súbita,/ las orejas violáceas de unos ojos marchitos,/ cuando las fieras muestran sus espadas o dientes/ como latidos de un corazón que casi todo lo ignora,/ menos el amor,/ al descubierto en los cuellos allá donde la arteria golpea,/ donde no se sabe si es el amor o el odio/ lo que reluce en los blancos colmillos."
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