Un hombre arrostra su exilio y su desexilio y no es Sísifo. Es un poeta: "sobre las ruinas de babel el poeta alza los brazos/ está solo la lluvia lo moja y moja sus ropas de oficio/ lleva sus palabras". Las lleva en sílabas de arena cuyos granos van de un bulbo a otro de su marcador del tiempo. Arriba y abajo, empezar, acabar. La doblez deja huella.
(Apenas un homenaje a un libro extraordinario de poesía, "Sílabas de arena", de Antonio Tello.)
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