divendres, 12 de gener del 2018
MONTAMBANCO
"He vendido un sueño". Esto es lo primero que he dicho al despertar, hace un rato. Inmediatamente, me he acordado de la celebérrima frase de Martin Luther King, cuyo significado es muy diferente, sin embargo, al de la mía. ¿O puede que no tanto? Veamos. Si tengo un sueño y lo difundo, probablemente nadie se detenga en él. Si, con la fama del activista negro asesinado por los blancos buenos, explico el contenido de mi sueño, éste será compartido de inmediato por los malos negros y los blancos malos. Es decir, habré vendido un sueño, incluso sin ponerlo a la venta ex profeso. Pero como acabo de decir, yo sólo he vendido un sueño en mi sueño. Trato ahora de pensar en qué haré con los réditos que me rendirá su atesoramiento. Con su permiso, me pongo a soñar... Ay, tengo un problema que no sé si resolverá el tiempo: no recuerdo el sueño. Me veo sobre un entarimado, frente a un micrófono, asistido por un mastuerzo amigo con quien representaba la ficticia obra del señor y el bufón. Me veo profiriendo gritos desacordados y gesticulando sin concierto. A mis pies, unas mantas ajadas esperan cubrir algún día los sueños de algún desprevenido ciudadano. Pero del sueño, nada. ¿Quizá quiera soñar que había soñado que vendía un sueño?
Subscriure's a:
Comentaris del missatge (Atom)
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada