diumenge, 14 de gener del 2018
NO REGRESAR PARA NO TENER QUE SALIR
Regresado de la discreta salida a la naturaleza, afirmo no haber avanzado un ápice en mi propio conocimiento, pero quizá sí en algunos aspectos de la naturaleza humana. A punto de enfilar mi calle, me disponía a cruzar un paso de peatones. En el momento de poner el primer pie sobre el asfalto, un coche casi se lo lleva por delante y me lo impide. Un hombre con cara de pocos amigos planta el vehículo en medio sin atender ni a la señal horizontal ni al sentido común ni a la presencia de los tres viandantes que pretendíamos realizar la peligrosa travesía. Le reconvengo la maniobra, a lo que el molesto infractor me responde con un "¡ya lo sé, ya lo sé!", afectado de fastidio no exento de sorpresa por mi interpelación. Hube de sortear el obstáculo, naturalmente, pero aún no he podido de desembarazarme de la imagen de semejante mastuerzo cuya actuación me ha permitido conocer de cerca el humor dominical de un homúnculo.
Subscriure's a:
Comentaris del missatge (Atom)
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada