dimecres, 16 de març del 2016
LA CUESTA DE LA RAZÓN(-CILLA) TIENE SU REVERSO EN LA PENDIENTE DEL SENTIDO COMÚN. "IQUEÍSMO" IBÉRICO.
Preparada está la rampa. Secreta la grasa el antiguo tundidor de alfombras imperiales -o más modernamente nacionalcatólicas- ahora metido en camisa de once varas. Resbalar nadie sabe, tampoco caer. Clamar e injuriar a todos concuerda en la especie de la sapiencia arrogada y en la certera dirección de los dardos, pero también a todos ciega. Voltarios -que no volterianos, cuyasustancia más bien a los inocentes otros conforma-, el pan y la sal que a los contrarios se niega a poco con la propia vida terminan de imponente atracón. Festín de locos que, como dijimos, cegados avanzan el pie que a la rampa o despeñadero conduce. Cegados de razón, ahítos de sí mismos. Por allí pierden altura, no descienden, ni es el tope de la sima más que un ligero aturdimiento. "Que dice usted 'qué'"; "¿y qué?"
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