dissabte, 12 de març del 2016
LA PREMATURA MUERTE DE WALLACE STEVENS
He visto la muerte de Wallace Stevens. La he visto nacer y crecer en un vislumbre tardío tras la ventana de la edad perdida. Coqueteaba con un haz de inteligencia que exorcizaba la metafísica idea del hambre. Pero ésta es imposible en medio del henil que a él y a nosotros nos da sustento. Como un mugido o un vagido capaces de un quejido, porque hay animales que son hombres y "hay hombres cuyas palabras/ son sonidos tan naturales/ en suslugares natales/ como el cacareo de los tucanes/ en el lugar de los tucanes". Viva ese hombre ahora, muerto o relativamente muerto, entre mendaces fantasmagorías. Pero fuego fatuo todavía es; lo justo para rendir como es debido tributo a la viva muerte del trampero metafórico que versea jugándose el sustento de la risa mientras las bestias la testuz ofrecen al tope de su latente demencia. Al cabo, no obstante, muerto queda Wallace Stevens entre muertes de Wallace Stevens, ingente, harmónico, sonador con noche germinadora. Al amanecer, bajo la escarcha temblará la nueva muerte de Wallace Stevens.
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