dimecres, 3 d’agost del 2016

DIGRESIÓN O "UN BALLO IN MASCHERA"

Rivera, ese ciudadano.
(Verdi que te quiero Verdi: en la memoria, aquel que a los veinticinco años a Sáenz de Heredia encargó un panegírico del homúnculo que era y una diversión castrense y sangrienta que a los damnificados de la paz de los cementerios maldita la gracia les hizo. Sin Gustavos en los oídos, pero con rojos, judíos, masones, catalanes y vascos, y sobre todo, pobres, pobres, pobres en los calabozos, en los sotos y en los márgenes de los campos. "Adiós, mi España querida" un lustro antes había dejado dicho el jilguero canoro, edulcorante de la tragedia del otro exilio, el del hambre y la miseria a que obligaban los vencedores del gran parricidio o cruzada nacional, los latifundistas. Adiós a su España querida no pudieron decir los que el título de ciudadanos perdieron. Y ahora, ese Rivera juega al juego de la modernidad desmemoriada para ser más pijo que josé Antonio, eccehomo redivivo. Rivera, de la rivera rica en sedimentos añosos, ¡coño!, no debiste salir, pues de ese agua no hemos de beber aunque a ti te debamos la sed. Rivera, Rivera, un bléiser qué bien te sienta. Y a nosotros, la cobardía de Pedro. No, no, no, aunque seamos emigrantes, jamás en la "vía", España-Rivera mía, podremos olvidarte.)

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