dissabte, 12 de novembre del 2016

MUERTE DE UN BOXEADOR

Un periodista de TVE lee la noticia de la muerte del exboxeador zaragozano Perico Fernández, de 64 años de edad. Y digo 'lee la noticia' porque lo que ha pasado como información no ha sido más que un nuevo caso de desinformación, de tergiversación burda en la que ni el hecho luctuoso se ha explicado con el pormenor que el respeto al finado es exigible ni la frase, que a modo de resumen imposible de su vida ha pretendido justificar el triste final de un hombre, posee el mínimo carácter crítico. Enfermo, muy enfermo, y pobre, muy pobre, el hombre Pedro Fernández ha acabado sus días en un centro de salud, lejos -ahora hay que decir que afortunadamente- de la maledicencia y la mentira sociales. El hombre inculto que merced a los golpes dados y recibidos en un cuadrilátero dio de comer a tantos "ilustrados" arribistas del mundo de la política, la farándula y el periodismo, "no supo", dicen los enterradores de la televisión, "gestionar el dinero y la fama". O sea, que ni la brutalidad de la práctica pugilística, ni la extracción social del boxeador, ni la España franquista que lo parió han tenido nada que ver en la suerte final de... "Tutelado", así es como dicen que ha fallecido, tutelado por los servicios sociales del gobierno autonómico aragonés. Otro ejemplo más, ha venido a decir el periodista -él sí, tutelado por el medio de comunicación y la circunstancia política-, otro ejemplo más de autodestrucción como consecuencia de la mala cabeza de un hombre desordenado y disipado. Así de duras son las hostias que a diestra y siniestra reparten los inconscientes jovenzuelos de la información que -imagen de la belleza inteligente, creen ellos- el poder fáctico injerta en las pequeñas pantallas para que el mejor fruto se multiplique como una doxa amable y consentidora.

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