dijous, 8 de setembre del 2016

EN LA ISLA DE LA CALMA Y EL AMOR

El Vaticano acaba de apartar de su cargo al obispo de Mallorca por mantener relaciones sexuales con su secretaria. El hecho fue denunciado a las autoridades eclesiásticas por el exmarido de la mujer, de la ruptura de cuyo matrimonio culpa al prelado. Viéndose "islero" a su pesar, el isleño ha comprobado en carnes propias que el amor no es siempre benigna suerte ni Dios bendice todas las intimidades y alivios so capa de sentimientos irrefrenables. Como en los casos de homosexualidad y pedofilia, sorprende, sin embargo, que no se reconvenga antes la actividad sexual per se, prohibida ex profeso por la Iglesia católica, que el uso que de la misma se hace, con ser, especialmente en el caso de los menores, de suyo aberrante práctica. Así las cosas, podría parecer que la heterosexualidad resultaría bienquisto ejercicio, incluso natural comunión entre los miembros de la Iglesia. Al contrario, si incluso el onanismo está penalizado, el sexo debe permanecer recluido en sus aposentos, esos interiores ardientes y asfixiantes donde se cuece el más pintado de los pensamientos impúdicos, esas catacumbas donde la verdad entierra la teología con o sin remordimientos. El amoroso mar, la insularidad del hombre a merced del viento...

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