divendres, 9 de setembre del 2016

LOS AMIGOS

Transcribo este maravilloso poema de un maravilloso poeta para otro maravilloso poeta. Hay sagas de tinta, pantalla o sangre poéticas que surgen no por generación espontánea, sino por imperativo natural, por necesidad telúrica tanto como humana hambre de poesía y carne de carnes calientes y frías. No hay lógica, hay subversión hasta el poniente de los sesos. Vamos:
"Cruzo un desierto y su secreta/ desolación sin nombre./ El corazón/ tiene la sequedad de la piedra/ y los estallidos nocturnos/ de su materia o de su nada.// Hay una luz remota, sin embargo,/ y sé que no estoy solo;/ aunque después de tanto y tanto no haya/ ni un solo pensamiento/ capaz contra la muerte,/ no estoy solo.// Toco esta mano al fin que comparte mi vida/ y en ella me confirmo/ y tiento cuanto amo,/ lo levanto hacia el cielo/ y aunque sea ceniza lo proclamo: ceniza.// Aunque sea ceniza cuanto tengo hasta ahora,/ cuanto se me ha tendido a modo de esperanza."
("Serán ceniza..." es un poema incluido en el libro "A modo de esperanza", de José Ángel Valente. Si bien no soy su autor, me permito dedicar su traslación a Antonio Tello, miembro, en pie de igualdad, de la tal saga, en la que figuran nombres como Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre o Pedro Salinas, por referirme exclusivamente a poetas españoles y en lengua castellana.)

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