dijous, 22 de setembre del 2016
LA RESEÑA Y EL RESEÑADOR
Sorprende que algunos libros no llamen la atención de quienes se ocupan de dar a conocer buenas obras. Sucede algo parecido con premios como el Nobel, la lista de cuyos ignorados contiene seguramente nombres de valía universal, algo que no poseen muchos de los galardonados. No incomodaré a nadie con nombres. Entristece, sin embargo, comprobar cómo estrechas capillitas de escribidores se vertebran en torno a revistas literarias y publicaciones de pensamiento o aburrimiento de toda laya desde donde intentar imponer gustos propios. Acostumbran a verse los cazatalentos en santuarios protegidos. Bien en baretos de garantizada herrumbre, bien en diseñadísimos despachos del centro urbano, quizá en añosos palacetes de historia conocida, impenetrables reductos son para las ideas libres de servitudes. Ni una reseña echa a la mar el reseñador cuya nao de intereses amarrada al noray de la conveniencia permanece hasta mejor ocasión. Quimérico es invertir el orden del ahogamiento.
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