dimarts, 28 de febrer del 2017
SOBRE EL HOY, O SEA EL AYER, O SEA EL MAÑANA
Me place traer al cotejo de las tres o cuatro personas que leen cuanto escribo unas palabras de Fernando Sánchez Dragó, autor con quien disiento las más de las veces, pero en quien reconozco los muchos quilates de su bagaje cultural. Principia el soriano su gran obra ensayística -"Gárgoris y Habidis. Una historia mágica de España", 1978- con una petición de principio y una declaración de intenciones que ha mantenido a lo largo de su vida y que le ha valido no pocas pendencias y justas. Afirma Dragó sobre el libro que "trato de aventurarme sin esperanza de retorno por el inconsciente colectivo de esa poliédrica y escurridiza -aunque rotunda- comunidad geográfica que otros han dado en llamar 'españoles' (pues éstos -como Américo Castro nos recuerda- siempre se consideraron a sí mismos, y a secas, 'gallegos, leoneses, castellanos, navarros, aragoneses o catalanes. El nombre 'español', que los unificó a todos, se originó en Provenza por motivos comerciales o por cualquier otra razón de carácter práctico'). Y quede ya por delante, cogida al vuelo, la salvedad de que tan madrugadora alusión al más avispado y menos cobarde de nuestros historiadores en modo alguno equivale a comulgar con sus tesis. Los representantes de ese gremio, en el que no me incluyo, suelen confundir la identidad de los pueblos con su toma de conciencia militar o política, sin reparar en que ambas se definen a partir de un concepto -el de nación- parcial, soslayable, reciente, mostrenco y condenado, como todas las ideologías, a la interinidad de lo especulativo. No entraré aquí en polémicas atizadas desde esa deformación profesional. El filósofo pasa, el historiador no llega, el profeta permanece. Sólo conozco, para quienes gustan de estructuras, una 'estructura' humana: la numénica (que aplicada a lo temporal y cotidiano determina los esquemas psicológicos en función de los cuales se produce la actividad de los individuos y de los pueblos). ¿Por qué demorarse en 'hechos' cuando una memoria más profunda y convincente nos suministra 'mitos'? [...] Pertenezco a esa ralea de plumíferos que Américo Castro, con desprecio y quizá con despecho, agrupaba bajo la doble etiqueta de 'psicógrafos' o 'antropólatras' del 'homo altamirensis'".
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