dijous, 13 de juliol del 2017

¿DILEMA ESPAÑOL?

En el artículo titulado "Mi nombre y mis propositos", Mariano José de Larra se preguntaba si su pluma podía gozar de algún reconocimiento en la España de su tiempo. "Acerca del miedo de que no me quieran oír", confesaba, "asegurome [un interlocutor imaginario] muy seriamente que no sería yo el primero que hablase sin ser oído, y que como en esto más se trataba de hablar que de escuchar, más preciso era yo que mi auditorio. Ridículo es hablar, me añadió, no habiendo quien oiga, pero todavía sería peor oír sin haber quien hable. Acerca de si me querrían entender, me tranquilizó afirmándome: que en los más no estaría el daño en que no quisiesen, sino en que no pudiesen. Y en lo del riesgo de gustar poco a unos y disgustar mucho a otros, '¡Pardiez! -me dijo-, que os embarazáis en cosas de poca monta. Si hubieren cuantos escriben de pararse en esas bicocas, no veríamos tantos autores que viven de fastidiar a sus lectores; a más de quedaros siempre el simple recurso de disgustar a los unos y a los otros, dejándolos a todos iguales; y si os motejan de torpe, no os han de motejar de injusto'."

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