dimecres, 12 de juliol del 2017

THOREAU, LARRA Y LA LIBERTAD

Tal día como hoy de hace doscientos años nació en Concord, Massachusetts, Thoreau, a quien hago gracia de presentar pues los aburridos medios de comunicación no hacen más que repetir los cuatros trazos biográficos con que encerrar en un tópico desde hoy mismo a tan grande hombre y pensador cuya rebeldía frente al Estado lo pone en el candelero de la actualidad española. Quiere la casualidad que otro gran hombre de las letras, este de aquende el mar e hincado en el corazón de Iberia, muriera hace ciento ochenta años por su propia mano, en lo que bien puede juzgarse como un último acto de desafuero contra sí mismo, pero también contra el mismo Estado, o más aún, la sociedad servil e insidiosa que lo conformaba. Para dejar muestra de su pensamiento basten unas líneas:
-"La ley nunca hará libres a los hombres, son los hombres los que deben hacer libre a la ley. Los amantes de la ley y el orden cumplen la ley cuando el gobierno la infringe.// Entre los seres humanos, el juez cuyas palabras determinan el destino de un hombre en la lejana eternidad, no es el que simplemente pronuncia el veredicto de la ley, sino ese, quienquiera que sea, que por amor a la verdad y sin prejuicios basados en costumbres o leyes humanas, pronuncia un juicio justo o una 'sentencia'. El que sea capaz de discernir la verdad, ha recibido sus poderes de manos de una fuente más alta que la del más alto juez del mundo al que sólo le preocupa la ley. Se constituye así en juez del juez. ¡Resulta extraño que tengamos necesidad de establecer verdades tan elementales!"
(Fragmento de "Desobediencia civil y otros escritos", de Henry David Thoreau, según traducción de Mª Eugenia Díaz para Alianza Editorial.)
-"Se ha establecido en Madrid un sistema de libertad que se extiende hasta a la imprenta; y con tal que no hable en mis escritos ni de la autoridad, ni del culto, ni de la política, ni de la moral, ni de los empleados, ni de las corporaciones, ni de los cómicos, ni de nadie que pertenezca a algo, puedo imprimirlo todo libremente, previa la inspección y revisión de dos o tres censores. Para aprovecharme de esta hermosa libertad anuncio un periódico..."
(Cita de Pierre-Augustin de Beaumarchais con que Mariano José de Larra encabezó, en francés, los cinco volúmenes de la 'Colección de artículos' que publicó precedidos por el epígrafe 'Le mariage de Figaro'; en el quinto, el titulado 'Un periódico nuevo', el propio Larra ofreció la versión en castellano que acabamos de leer.)
Nadie diría que "sólo" hace dos siglos de esto.

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