dissabte, 8 de juliol del 2017
LAS HABITACIONES Y LOS HUÉSPEDES
Pocas veces me reconozco en grandes palabras como biblioteca, escritor, poeta. En la casa familiar (no la considero mía, sino nuestra, de los tres que la levantamos diariamente con nuestro vivir y convivir), cada cual tiene su habitación. También los libros, que no son huéspedes, pero tampoco son míos, sino de quienes los lean, los miren dormitar o los adoren o detesten sin saber de ellos más que, por fuera, libros parecen. Nada acoge a nadie ni nadie se refugia en nada. De los libros, la habitación, como del primogénito, del segundogénito y del matrimonio (bien avenido, por cierto, en este caso) las suyas respectivas. ¿Biblioteca, escritor, poeta? Según se dé la relación, pero sin mayor tiempo que el que sucede mientras en los nombres no se piensa. Como los huéspedes en ejercicio.
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