dimarts, 25 d’octubre del 2016

A BUEN ENTENDEDOR...

"-¿No te dije yo, Sancho, que me habían de sobrar escuderos? Mira quién se ofrece a serlo, sino el inaudito bachiller Sansón Carrasco, perpetuo trastulo y regocijador de los patios de las escuelas salmanticenses, sano de su persona, ágil de sus miembros, callado, sufridor así del calor como del frío, así de la hambre como de la sed, con todas aquellas partes que se requieren para ser escudero de un caballero andante; pero no permita el cielo que por seguir mi gusto desjarrete y quiebre la coluna de las letras y el vaso de las ciencias, y tronque la palma eminente de las buenas y liberales artes: quédese el nuevo Sansón en su patria, y honrándola honre juntamente las canas de sus ancianos padres, que yo con cualquier escudero estaré contento, ya que Sancho no se digna de venir conmigo."
"-Sí, digno -respondió Sancho, enternecido y llenos de lágrimas los ojos, y prosiguió-: No se dirá por mí, señor mío, el pan comido y la compañía deshecha; sí, que no vengo yo de alguna alcurnia desagradecida; que ya sabe toto el mundo, y especialmente mi pueblo, quién fueron los Panzas, de quien yo desciendo..."
(Fragmento del capítulo VII de la segunda parte de "Don Quijote de la Mancha", de Miguel de Cervantes.)

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