dijous, 20 d’octubre del 2016

EL PRIMERO, EL MAGNÍFICO IGNORADO

Bien me valen los años gastados inútilmente, la torpeza en el buscar en el batiburrillo de pensamientos, las tantas renuncias al reconocimiento de la propia mediocridad y la pía, o casi, negación de la ajena; bien me vale el desistimiento de ciertos trabajos, pues del suelo de mi desconocimiento recojo, y ahora distingo, lo que a continuación encenderá esta página para que quien quiera ver vea. Júzguese si lo invocado no es la cosa misma, másincluso que si en ella nos viéramos comprendidos:
"En pálido desmayo la luz del día remite/ Y deja, en el rostro triste, un velo de seda violeta.../ Nubes que vierten sangre sobevuelan, en poniente./ Y en un erial, que el otoño adora eternamente,/ Se ve una casa vieja, en ruinas de tristeza,/ Donde el fantasma del viento, en horas muertas, reza/ Y el luar se condensa en figuras de secreto.../ Almas de la soledad, sombras que dan miedo,/ Vidas que el sol antiguo, otro sol, doró,/ Humo que aún sube de un hogar que se apagó."
(Parte I del poema "Paisajes",según traducción de Antonio Sáez delgado, perteneciente al libro "Vida etérea" (1906), del poeta -¡cómo no haberlo leído antes!- Teixeira de Pascoaes, eximio representante del saudosismo portugués.)

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