diumenge, 24 de setembre del 2017

PERITAJE DE DAÑOS

De pronto, la gran mentira de la fraternidad cibernética queda al descubierto con la necesidad de confrontar la realidad. Los amigos no lo eran; los creyentes, sí, pero de otra confesión; la bondad quimera era; el vértigo, despeñadero ineludible a que llevaban las naves sin gobernalle. No hay daños nuevos: heridos estábamos por nuestras propias garras. De pronto, la gran verdad queda al descubierto con la caída del apósito. La revelación de nuestro propio ser acaba con el misterio. La hipocresía ha muerto: lo que queda es, a medias, fantasía y desconcierto.

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