"Vanamente se encuentran estos cuerpos en la noche escarpada,/ como los meteoros en la luz entrechocan:/ una borra borracha, plumajes de paloma, cojines desventrados,/ quedará luego de lo que fue quemazón y fue brasa, y extraños,/ como no conocidos en la liana del acto de tinieblas,/ otra vez quedarán los cometas errantes,/ y no se llamarán más por su nombre, aquel nombre/ que pronunció un instante la verdad de los cuerpos, cierta verdad de espíritu,/ y esta fulminación, arrasada en sí misma, se parece al amor,/ pero devuelve a extraños quienes extraños eran, y el amor/ transfigura al extraño en nunca más extraño, en la profundidad/ de los ojos dormidos, de par en par abiertos, en la revelación/ que es sombra de una resurrección:/ en la noche del sueño en vigilia, las estrellas ilícitas persisten."
(El poema De Pere Gimferrer titulado "El roquedal", fechado el 17-XI-2016, abre el poemario "Las llamas" que acaba de ver la luz en Sevilla como si estallara el azahar nuevamente o a la par del de los naranjos y limoneros.)
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