divendres, 11 de maig del 2018

LAS CIUDADES VIVIBLES

Opina alguien sobre una ciudad de más de dos millones de habitantes que en un pasado no lejano se estaba volviendo "invivible". La afirmación no puede dejar de sorprenderme, como tampoco lo haría la tesis contraria. Se impone, por tanto, preguntar: ¿una ciudad es susceptible de ser vivible? ¿Qué es una ciudad vivible?, ¿qué, una invivible? Si entendemos que un lugar facilita los medios suficientes a sus moradores para que estos desarrollen sus proyectos sin sufrir por ello menoscabo alguno; es decir, si se permite que el ciudadano se aproveche de las posibilidades materiales que para él disponen los administradores de la colectividad, hemos de inferir que aquél puede desarrollar su vida, que entonces conforma una unidad con el conjunto. Y viceversa, claro. Más, sin embargo: si lo dicho hasta ahora sólo es aplicable a una parte de los individuos de la sociedad, se produce una desigualdad que, en cualesquiera de los casos, contará siempre con unos perjudicados y unos beneficiados cuya oposición será ineludible. Si los perjudicados tienen la posibilidad de revelar y denunciar su situación, tal vez consigan revertirla; pero si no es así, como acostumbra a pasar, la dicotomía se cronifica. Los conceptos "vivible" e "invivible" se revelan como las máscaras lingüisticas de unos rostros semánticos sobradamente conocidos: (in)justicia social, (des)igualdad social, clasismo...
El no por muy escaso menos sólido sentido común nos obliga a reconocer que la concentración demográfica y las comunicaciones interpersonales, base éstas del entendimiento humano y la convivencia, son inversamente proporcionales. O sea, que cuantos más sustenten el bien de los menos, sin rechistar y a escote, mejor, y que lo del amor al prójimo es una pamema. En la ciudad vivible e invivible de que se trata, así como en todas las ciudades del mundo y de la historia, unos pocos ciudadanos la disfrutan merced a la mayoría, cuyo hormiguear constante y cuyos padecimientos permanentes realizan una especie de función clorofílica humana para que unos respiren el aire puro que la mayoría jamás podrá disfrutar.

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