dimarts, 25 de setembre del 2018
DÍA DE SAL Y MAR Y SOL Y AMOR Y MAN SOBRE MAN A MAN SALVA
Hace unos días tuve la oportunidad de viajar al pasado sin moverme del presente y sopesar el paso del tiempo desde el estático momento en que lo hacía. (A fin de preservar la intimidad de los terceros a los que me referiré, no diré dónde ni con qué motivo pude experimentar tal prodigio.) La semana, que para mí había sido de pasión por partida doble, por fin dio en la mar de la alegría, en cuyo fondo pude encontrar tesoros inauditos y vestigios casi intactos de pérdidas muy lejanas y queridas. Gracias a P. y X., E., A. y M., pero también M., resolvimos en sonrisas la gravedad que imponían los años de mutua separación e ignorancia. Lo que no dicen las palabras lo esbozan los gestos bastantemente. Vernos fue seguir viéndonos, no habernos perdido jamás de vista. Vernos fue defender la alegría, como decía Benedetti, "...de las ausencias transitorias/ y de las definitivas". Con la alegría nos obsequiamos durante unas horas; con la alegría vencedora de dramas y tragedias muy vivos; con lo que arrastra el río que ya sabemos que es río, pero que no impide verlo como el espejo en que ilustrar para siempre, el siempre de la breve eternidad del instante, el goce de amar, la alegría de saber la muerte como un apéndice tardío de la misma alegría de vivir.
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