dimecres, 12 de setembre del 2018
LECCIONES
Poetas hay provenientes de las tierras de las tres grandes religiones monoteístas que se dedican a demonizar a los dos tercios de las mismas y a sus seguidores. A capricho entablan justas con este o aquel, pero tras varias disputas resultan ser los rivales enemigos, y solo enemigos, de su fe. Con la victimaria mano de quien la suya perdió cuando víctima fue -en connubio con un pasado ajeno-, aherroja, azota y dicta o alaba versos de correligionarios desde ciertos bancos desde donde lanza el anatema contra toda macsura, incluso contra la palabra que baja desde el ambón o la que se encierra en el sagrario. La lectura acertada, la buena lectura que en ley nueva ordena, coloniza, a los refugiados sin refugio margina y obliga a aceptar que la letra "con sangre entra". "¡Alabado sea dios!", dicen unos para el bien propio y el mal ajeno. "¡Alabado sea dios!", dicen los otros con el mismo fundamento. "¡Alabados sean los que alaban!", digo yo, "y acabemos con esta defección tan poco humanal".
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