Si en España los ordenadores de la cosa pública tuvieran conciencia, España no sería España, ni la veríamos como lo que es, un abigarrado país las cuerdas de cuyas ataduras se deshilachan sin remedio. El ciudadano Willy Toledo, actor de no importe a estos efectos qué valía, fue sacado ayer de su casa por las fuerzas de orden público y llevado a comisaría para segurarse de que hoy declare ante el juez. Al parecer, Toledo había manifestado su intención de no comparecer ante el hombre que representará esta mañana a la administración de justicia española, lo que ha provocado la ira-sin-ira de ésta, o sea, la cautelar medida de detener al que dijo qué iba a hacer, que era no decir nada. ¿Y por qué quiere saber de él el juez? Porque Willy Toledo profirió un "me cago en dios" que ofendió mucho a una asociación española de catolicísimos abogados. El código penal, a fecha de hoy, mantiene algunos artículos que son propios de un remoto pasado, tan lejano que a los muy liberales legisladores se les ha ido pasando, década tras década, derogarlos. El togado del caso se acoge a la coherencia de su acción, pero se hace el sueco (aquí sí se atreve con las fronteras) con aquellos que a través de las redes sociales o ante los medios de comunicación audiovisuales injurian a diario a personas, confesiones distintas, creencias o asociaciones mil que no comulguen con los principios que este 'movimiento' que nos ocupa defiende a capa y espada. Si en España los ordenadores de carne y huevos (incluso huesos) no se rigieran con la rigidez de lo binario, verían en las entrañas de la diversidad el fundamento de la libertad y la convivencia. Pero no: o blanco o negro; o conmigo o contra mí. Como bien dice Toledo, si el modelo a imitar es el francés, prepárese la monarquía, pero también la superestructura. Fíjense éstas, mejor, en el propio modelo, el de 1931, y abandonen el predio entre el silencio, la gritería o lo que a cada cual le apetezca: las legitimidades no se heredan, aunque nuestro ordenamiento jurídico me desmienta.
P.S.: Willy Toledo es comunista y un conocido refractario en lo que a obediencias ciegas se refiere. Quizá este dato no sea baladí en lo dicho anteriormente.
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