Cuando el dictador Franco abandonaba, por fin, el mundo de los vivos, el escritor y poeta Agustín Gómez Arcos, natural de Almería y asilado en Francia la mayor parte de su vida de adulto, publicaba en el país vecino, y en francés, la novela titulada "María República". Él mismo la tradujo al español, su idioma materno, idioma que de motu proprio dejó de emplear para escribir con libertad. Los nostálgicos de tiempos pasados no podrán encontrar en la obra de este postergado escritor ni una sola página que les consuele. Todo lo contrario, Gómez Arcos arremete contra la podre del franquismo que inficionó hasta el último rincón del país e impidió que se forjara una sana conciencia colectiva de respeto a la diversidad y a la disidencia. Hoy, a buen seguro, se parapetaría al otro lado de los Pirineos, pero no dejaría de escribir y lanzar las invectivas que el desaguisado ibérico merece. Tres perlas extraigo del mencionado texto para disfrute de algunos y disgusto de otros:
- "El Poder no se destruye. Se sustituye. Pero siempre por sí mismo."
- "...los pobres, cuando perdemos algo es para siempre..."
- "ante ciertas situaciones no hay ni derechos. Ni poder."
(Agustín Gómez Arcos, "María República".)
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