LA FETIDEZ DE LA NITIDEZ
Después de oír a un ministro del P.P. avanzar la sentencia de un juicio que aún no se sabe siquiera si se celebrará, pues no hay, formalmente, imputados con que iniciarlo, no sé si creer en la clarividencia, y alegrarme, o temer a los demócratas de salón cuyos chalaneos y martingalas abolen la teoría del equilibrio de los poderes del Estado sobre que teorizase, entre otros, Montesquieu. La confusión es muy clara.
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