dijous, 22 de març del 2018

CASTRENSES

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, ha sido acusada por "eldiario.es" de haber manipulado su expediente académico para la obtención de un máster. De acuerdo con la publicación, Cifuentes no se habría presentado a los exámenes de dos asignaturas que, en consecuencia, le impiden estar en posesión del título de posgrado. De forma inopinada, al expediente académico original le sucedió otro en el que las asignaturas habían sido revalidadas con una calificación de "notable". La gravedad de los hechos estriba no tanto en la mera manipulación del expediente cuanto en el uso irregular del poder anejo a su cargo; esto es, en la prevaricación, práctica delictiva considerada como tal según quien la lleve a efecto. La presidenta de la Comunidad de Madrid ha declarado que es hija de militar y que como tal se ha criado en la cultura del esfuerzo, lo que lleva aparejado no dar "un paso atrás ni para coger fuerzas". ¡Cuántas veces hemos oído esta frase en nuestra vida diaria! Es, sin duda, hija de otra cultura, la de la fuerza, impuesta durante cuatro décadas de ominosa dictadura franquista. El búnker sigue vivito y coleando, ganga entre el rico mineral que, oh paradoja u oh maldición, se desecha hoy como ayer y mañana en esta España no pobre, sino miserable, inculta y tan pacata como disipada y lacaya.

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