divendres, 2 de març del 2018
EN PROPIA CARNE
No calibra, quizá, lo que tiene quien al mirar afuera solamente a sí mismo se ve. Ancho es el mundo y más ancha su circunstancia. Y siéndolo ambos, más luenga es la ignorancia que lo para cabe el abismo. Confunde el fondo de este con el destino; la caída con la malhadada suerte de un horizonte torcido por el hado. Que no está solo no sabe, pese a saber que solo quiere estar... tal vez de sí mismo. No se conoce quien no se divide. No se conoce quien no se pierde en la inmensidad de sí mismo y se encuentra en el erial de su soledad clamando por el otro, el que lo salva de la inexistencia.
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