divendres, 9 de març del 2018

LAS MAÑANAS NO AGUARDAN LAS MIRADAS HOMICIDAS

Antes de que la mañana se estropee con el andar sucio de las horas cargadas de mierda razonable, irracionable; antes de que me arrepienta de haber inciado este texto por el desierto al que lo remito; antes de que advierta la inanidad del gesto afable, social; mucho antes de que aporree el teclado del ordenador con que desordeno la ira de no sé bien qué; antes, quizá sólo un poco antes, leo un poema de batallas íntimas:
"Parece, mar, que luchas/ -¡oh desorden sin fin, hierro incesante!-/ por encontrarte o porque yo te encuentre./ ¡Qué inmenso demostrarte,/ en tu desnudez sola/ -sin compañera... o sin compañero/ según te diga el mar o la mar-, creando/ el espectáculo completo/ de nuestro mundo de hoy!/ Estás, como en un parto,/ dándote a luz -¡con qué fatiga!-/ a ti mismo, ¡mar único!,/ a ti mismo, a ti sólo y en tu misma/ y sola plenitud de plenitudes,/ ...¡por encontrarte o porque yo te encuentre!"
(El poema "Mar" pertenece a "El amor en el mar", parte II del poemario "Diario de un poeta reciencasado", 1916, de Juan Ramón Jiménez.)

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada