DIGO DIEGO SIN SER CIEGO
Ni sé de ti ni sabes de mí. Es decir, sé de ti a mi pesar y sabes de mí, mal que te pese. De donde ciegos no somos pero lo estamos a voluntad. ¿Ciega voluntad nos guía o clarividente miopía? Veamos: la luz se hizo y la oscuridad dada a luz fue al mismo tiempo. En el empeño, la inanidad. Tú y yo. Nadie, nada. La oscura luz. Nosotros en simulada ajenidad.
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