dissabte, 17 de juny del 2017
BODAS DE SANGRE
Cuando anuncia Federico la muerte le pone un silencio al papel y una acotación interruptora del drama que no impide, sin embargo, la tragedia. Nos trae Federico la muerte en volandas, o de los pelos, que son la muestra fehaciente de la belleza que la muerte expresa por encima de la frente. No hay navajas en marcha, sino en la ancha promesa de su ansia; no hay violencia en los actos, sino en las omisiones; no hay mal en el vivir, sino en el sinvivir. Las bodas no pueden ser sino de sangre -si plateada o no, lo decidirá el aire, que es presa de amadores y despechados, de tasadores del ángel que mueve el capricho de los contentos. Las bodas no pueden ser sino de hambre y angustia en los hartazgos; las bodas no pueden ser sino de aire. Federico García Lorca publica los esponsales que sólo la madrugada acepta como rumor de nuevo día, aunque él sabe que a nada sabe la otra sangre, la amarilla que derrama el fundidor en la fundición del acero de la rebeldía; si acaso, a fundación sabe la sangre, a placenta ya baldía. Sabe.
Subscriure's a:
Comentaris del missatge (Atom)
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada