dilluns, 2 d’abril del 2018
PREGUNTAS RETÓRICAS
Se pregunta Sergio Vila-Sanjuán en las páginas del suplemento "Cultura/s", del rotativo barcelonés "La Vanguardia", qué pensaría hoy Terenci Moix (1942-2003) de la Cataluña actual. Presentado como un adelantado a su tiempo, un escritor incómodo, un hombre cuya vida pasaba por licenciosa, Terenci murió, como casi todos los humanos, por los efectos devastadores de la debilidad de la carne. Fumar hasta acabar con la depuradora de aire de los pulmones es una actividad mortal que muchos realizamos conscientemente inconscientes de sus letales efectos. Moix, también animal televisivo por excelencia, intentó el exorcismo del compromiso público ante las cámaras de dejar de fumar, pero ni eso le salvó de sí mismo, pues fumaba a escondidas de la gente, con las naturales excepciones de algún fotógrafo amigo o demasiado guapo o demasiado vivo para un hombre dominado por la tiranía de las dependencias mil que aherrojan a los hombres desamparados. Moix murió de verdad mientras contaba la mentira que él quería creerse pero nadie se tragaba. Moix murió solo, entonces, multitudinariamente solo, televisivamente solo, planetariamente solo, escriturariamente solo. Ahora Vila-Sanjuán pretende que desde el más allá (o el más acá, vaya usted a saber) Moix avale lo que el periodista piensa sin decir acerca de Cataluña. ¡Valiente hombre, el de "La Vanguardia"! ¿Por qué no prueba con las incontables figuras del pensamiento, el arte y la vida en cualesquiera de sus facetas que en el mundo han sido? ¿Qué nueva enseñanza puede completarnos o rectificarnos desde el pensamiento de quien no ha superado el estadio de la humanidad, por más ilustrada que fuera, desde el fracaso vital, desde el atrevimiento icario? Las preguntas retóricas tienen también una respuesta oculta, o desatendida burdamente por mor de una flaqueza tan humana como falible, poco ejemplificadora y menos edificante.
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