dimarts, 24 d’abril del 2018

SANT JORDI

Transcurrió el día de Sant Jordi como es habitual en nuestras contradas: en paz y en la gracia de la literatura. Antes y después, nada existe, pero durante la jornada del libro eso no importa. Quienes la han vivido saben lo que significa una celebración como esta. Hoy, de buena mañana, repaso los titulares de las portadas de los diarios estatales y veo los informativos de las cadenas del mismo alcance territorial. La única noticia relacionada con Sant Jordi es negativa; la ofrece TVE1, la televisión del PP: acoso de unos exaltados, en Badalona, al líder del PP en Cataluña, Xavier García Albiol. Por supuesto, fuera de estas tierras ya saben lo que pasó ayer aquí, que los levantiscos politizaron el evento. Cuando ayer tomé el autobús en el corazón de Barcelona, atrás dejé una ciudad viva llena de gente, de puestos de libros, de quioscos y algunos estands donde se pedía la libertad de los presos políticos pero también otros donde se afirmaba la indisoluble unidad de la patria y se parodiaba e insultaba a quienes no opinan como ellos, amén de vitorear con el amparo de la ley al dictador asesino Francisco Franco. Sant Jordi está fuera de la ley, porque pertenece a la gente de la calle, la que monta el tenderete de buena mañana y lo abastece de flores, libros y sobre todo ilusiones y fraternidad cierta. Sí, fraternidad. Quien quiera comprobarlo, que apague la tele y venga.

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