dimarts, 29 d’agost del 2017
A TRAVÉS DEL TRAGALUZ
Me cuesta aceptar que un tipo que hace gala de su linaje hebreo destile el odio que leo en sus escritos. Se trata de un sujeto afincado en París, de cuya luz no se sirve para ver en este oscuro camino -que más que mediado, parece tocar a su final. M. S. sabe del horror del Holocausto y pese a ello se erige en deseante victimario o enterrador del prójimo por su diferente confesión, lo que convierte a este elemento en una lacra para cualquier modo de convivencia y en una aberración para el Dios de su propia fe. Sin embargo, no creo que el quídam sea una excepción, pues los "amigos" de su muro escriben de parecido tenor, tergiversan palabras, ofenden a la razón y dan por ciertas acusaciones que, por ejemplo sobre Ada Colau, no sostendrían en un juzgado. Por supuesto, hay un tribunal superior, al que ellos, con sus infundios e injurias creen burlar, que es el de la decencia y la dignidad, que desacatan con criminal naturalidad. ¿Alabado sea Dios, M. S.?
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