dijous, 3 d’agost del 2017

VUELO SIN MOTOR

Tarde de conocimiento y reconocimiento en la casa. Pilotaba, con abundancia de ojos, mi amada Pepi, que volaba casi a ras de tierra para que anfitriones y visitantes supiéramos los unos de los otros. Lo que fue, se verá, pues aún ha de haber algún vuelo más. No hará falta tampoco motor, o por mejor decir, el motor que lo facilite es el del arte, la belleza, la vida en la mesa.

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