dimarts, 29 d’agost del 2017

EL PENSAMIENTO ES UNA ALGARABÍA (III)

Tengo al más allá cubriendo las distancias del aquí, suturando las heridas de la disconformidad de la vida. No hay asiento que baste al cansancio que produce el hastío, ni estío que resuelva en frescura el anhelo de su advenimiento. Agustín García Calvo, muerto ya entre los vivos y vivo en rebeldía entre los muertos, sabio entre los sabios allende y aquende el respirar, a su pensamiento le inoculó en su día un "siempre" como pocos pueden dada la general medianía del aliño intelectual. Dudaba antes de volver a dudar, porque de las preguntas nunca se despegaba, como saben los que saben que de nada se sabe suficientemente:
"Y además, si algo de lo que aquí publico llega a usarse, ¿no ha de volver la corriente de las voces, para que el pueblo lo corrija y lo mejore o las otras personas lo estropeen aún más y lo desgracien?// Y de todos modos, ¿no es verdad que yo, aparte de ser el que dice mi Nombre Propio, ahí arriba impreso, soy también yo, como cualquiera? Y ¿no es verdad que, cuando yo no es nadie, no hay nada más popular que yo?"
(Fragmento final de "Entrada a la poesía popular", texto a modo de prólogo con que García Calvo da entrada a su libro "Ramo de romances y baladas". Sólo me cabe preguntar si aquí es posible un "ángel de amor" y si la orilla está apartada o la llevamos con nosotros doquiera que vayamos.)

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