dimarts, 29 d’agost del 2017
MATAR Y MORIR PARA CONOCERSE
Cada vez que el hombre levanta la mano para golpear a su prójimo, cada vez que el hombre se asesina en el cuerpo de su igual, un velo se le cae para dejarle al descubierto el rostro. El desconocido que al desconocido quita la vida, sin embargo, lejos de reconocer al que se escondía bajo la tela, lo saluda y celebra como al vengador del desnudamiento que ha estado a punto de costarle el propio reconocimiento. No se quiere tal cual es, sino como lo temen sus víctimas: por más que ambos sean el mismo, entre el uno y el otro no componen una imagen única, pero sí la del individuo cuya soledad le aparta de la asamblea de los hombres. Matar y morir para conocerse es el corto y largo viaje que emprende el hombre pequeño, el "serecillo" al que se deja el gobernalle de la existencia.
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