LAS REVOLUCIONES Y LAS INVOLUCIONES
Las revoluciones y el verano no matrimonian; otra cosa son las involuciones. Exceptuaremos la toma de La Bastilla, para el primer caso, siempre que no atendamos a los beneficiarios del río revuelto que se desbordara en 1789. Para la involución, no hay excepción que valga: el cerdo exuda la grasa cuando más aprieta el calor; luego se la desuda el desavisado con el harapo de su vida, con el harapo.
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