DEL MURO Y EL MURADAL
Tienen ciertos imprecadores un muro que llaman de las lamentaciones y que simboliza justo lo contrario de lo que practican. Y no es ello otra cosa que el tiro indiscriminado al blanco del prójimo a su doctrina no afecto. Apostados en sus muros, infectos muradales parecen levantar con la argamasa de la ignominia que ni en Sepharad conocerse pudo.
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