dimarts, 29 d’agost del 2017

ACERCA DEL "ROMANCE DE MELISENDA" DE ANTONIO TELLO

En el curso de una de nuestras recientes "larioladas", el poeta Antonio Tello me habló con delectación de su reencuentro con un libro admirable, "La muerte de Virgilio", de Hermann Broch. Como todo lo que su boca o su pluma surten me mueve a insaciable curiosidad, me hice con un ejemplar de esta novela-poema, que ahora ya puedo juzgar de extraordinaria. Leída, y en el acto aguardando turno para ser releída, entendí por qué Antonio la tenía tan presente. Durante el mes que ha estado entre nosotros, el poeta ha presentado dos obras, a saber, un poemario, "Lecciones de tiempo", que publicara la zaragozana Libros del Innombrable en 2015, y la "nouvelle", que yo califico abiertamente de poema, "Romance de Melisensa", que acaba de editar in-Verso en nuestra Barcelona. Las obras obedecen a la voz de sus creadores, aunque a regañadientes a veces, mientras crecen; pero una vez dadas a la imprenta, son estos quienes no pueden escapar al influjo de lo creado y buscan el tono dejado en sus criaturas en las de otros desangelados demiurgos. ¡Cómo no seguir la estela de esas naves que surcan el Adriático con la carga de la futura muerte del poeta Virgilio! Así pensaba en el descanso de la relectura de otro libro, “Orlando”, de Virginia Woolf. Al parecer, lo dicho para los escritores vale para los lectores, que salimos disparados cual bólido detrás de la voz de sirena que nos ha encantado. Con ese correr acezante me interné en las tierras de mi querida “Hiperión” y su Hölderlin y me dejé caer por el precipicio de “La passió segons Renée Vivien”, llena de una Maria Mercè Marçal muerta y viva tan joven. Todo vértigo y giros y doblar de tiempos como campanas sonando la vida única que con tanta delicada firmeza nos comunican las obras de los poetas mayores. Con esas y otras maravillas de la literatura por ahora me quedo, siempre con el regusto, inefable ya pero reconocible e imperecedero, del manjar de “Romance de Melisenda” del poeta Antonio Tello. De la ceguera cura a quien curarse quiera. La poesía reconoce la poesía. Sea.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada