divendres, 20 de juliol del 2018
RANCIEDAD
Me auxilio de las soledades de Lope de Vega a modo de apósito antes de que la herida se produzca. Así que en lo que vendrá, "él dirá que yo lo soy,/ pero con falso argumento;/ que humildad y necedad/ no caben en un sujeto". Y es que en estos tiempos de procelosa atmósfera hay quien ve con el ojo interno y quien con el de fuera, pero pocos ajustan el uno al otro a fin de entender lo que se ve, ni más ni menos. Cualque tiene a mano la explicación rayana en la verdad inmutable de no importa qué cosa o circunstancia o hecho histórico o lucubración metafísica. "Sabe que lo sé", advierte el sabedor, sin reparar en la materia de la liza. A continuación, desarrolla el peregrino argumento con los mismos puntos que ayer, las mismas comas y parejos errores de bulto. Naturalmente, los yerros son lo de menos en estos asuntos, pues no hay litigio que las nuevas miradas no hayan remozado. Lo que pide alcanfor y aires frescos es el magín de hoy para un mañana limpio y brillante, exento de moho, humedades y olores rancios. Puertas al campo, en efecto, es lo que quieren poner unos cuantos, mas el olfato avezado actúa antes de que muera el pájaro. Ayes, ay, con el tiempo ido es necesario dejar que crucen el puente de plata del refranero, que es sabio. Pero sin dejar de recordar que lo antiguo no es anticuado necesariamente, ni es mente igual la del que piensa que la del que repite sin pensar solo porque siente lo que siente. Es anticuado el anticuario que nada vende de época; lo es también el que la estampa de hoy expone en la galería de imágenes del futuro con la pátina mohína de tiempos, no solamente pasados, sino también erráticos, ridículos, entumecidos.
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