divendres, 10 de juny del 2016

EL HÁBITO SÍ HACE AL MONJE, Y ESPECIALMENTE EL MONASTERIO

En el prólogo del libro "La desfachatez intelectual", el profesor de Ciencia Política Ignacio Sánchez-Cuenca reproduce un fragmento de una columna que Jon Juaristi escribía para el diario "ABC". Con el título de "Migraciones" ("ABC", 7 de septiembre de 2015), el autor bilbaíno se preguntaba "¿qué saben los fugitivos sirios? Saben que llegar al corazón de la Europa rica requiere llegar antes al corazón de los europeos, y por eso traen niños. Niños que arrojan al otro lado de fronteras teóricamente infranqueables o que tumban en las vías del tren. Saben que, allá en su tierra de origen, estos efectos patéticos (codificados en una espontánea retórica de la desesperación) no valen con los asesinos baasistas o yihadistas, a los que niño más, niño menos, importa muy poco, pero a los europeos les despiertan sentimientos de culpa que deben eliminar cuanto antes porque están convencidos de que la culpa es tóxica y produce cáncer."
Desfachatez, efectivamente, Jon Juaristi. Tus bucles no son melancólicos, sino terribles retorcimientos de la bonhomía y el sentido común.

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