Al revés pienso lo que derechamente escribe o escribió quien viva no está pero sin embargo vive:
"Se parece el ocaso al morir del poeta."
(Verso inicial del poema "Vencida", de la francesa de motu proprio Renée Vivien, quien en realidad no era francesa, sino inglesa, ni se llamaba Renée Vivien, sino Pauline Mary Tarn. Verso de rompiente indudable o fotografía sin retocar del vértigo exterior -el interior seguía quemando madera en la caldera- de una poeta sáfica esplendorosa. "A la hora de unir las manos" (1906) es el libro al que pertenece "Vencida", y la traducción se debe a la también poeta Aurora Luque, autora de la selección titulada "Poemas" para la editorial Igitur en la que se encuentra incluida la composición. Por cierto, la vate almeriense, a cuyo estro debemos, entre otros, los poemarios "Carpe noctem" y "Camaradas de Ícaro", ha tenido el acierto de reservar el epílogo de "Poemas" a unos fragmentos de la novela "La passió segons Renée Vivien", de la maravillosa y desgraciadamente malograda poeta Maria-Mercè Marçal.)
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